En los últimos 50 años hemos visto un proceso de aceleración tecnológica constante en todas las industrias. Las empresas del 2024 tienen poca relación con las empresas de hace 100 años. Las velocidades son diferentes, los stakeholders han cambiado, los tiempos se han comprimido. Si antes una empresa podía demorar 100 años en alcanzar una valoración de US$ 1bn, hoy ese tiempo es una décima parte. Si antes una empresa podía liderar un rubro sin innovar significativamente por diez años, hoy se enfrenta a industrias con bordes poco definidos que exigen cambios cada vez más acelerados. Todo ello mientras el gobierno corporativo y su estructura sigue, en su gran mayoría, reflejando las prácticas del siglo 20 al centrarse en un set de funciones que se pueden resumir en responsabilidad financiera, priorización de actividades, control operacional y visión estratégica.
Las Oportunidades que Presenta la Inteligencia Artificial
En esta era, en que la Inteligencia Artificial (IA) está permeando en todas las industrias y transformando cómo las compañías operan al facilitar la organización, los procesos decisionales y el análisis de riesgo, los ejecutivos y miembros de directorios tienen la oportunidad única -y casi la obligación- de comprender el profundo alcance de esta evolución y, por tanto, de usar esta herramienta para mejorar el gobierno corporativo y la efectividad de las estrategias. Mientras la gerencia se enfoca en aplicar la herramienta para generar impacto de corto plazo, los directorios son invitados a asegurar que todos los aspectos de la compañía vayan a funcionar de la forma más eficiente posible respecto del estado del arte tecnológico en el mediano y largo plazo.
Entender el impacto de la IA en una industria pasa por entender tres vectores de transformación:
Vector interno: ¿Qué procesos de la empresa pueden ser más eficientes utilizando inteligencia artificial?, ¿Qué procesos cambiarán con la introducción de esta tecnología?
Vector competencia: ¿Quiénes, entre mis competidores, son aquellos que pueden aprovechar de mejor manera las tecnologías emergentes?, ¿Cómo me adelanto a ellos?
Vector industria: ¿Seguirá siendo esta una industria viable en su forma actual?
Por ejemplo, ¿Sigue la ciberseguridad enmarcada en un ámbito de HW, SW y monitoreo, o se convierte en una compañía de seguros especializada? Una empresa de transporte, ¿seguirá operando de la misma forma o la transformación derivada del uso de camiones autónomos es tan radical debido a esta tecnología que se transforma en otro tipo de empresa? Un BPO, ¿tiene algún espacio en este nuevo contexto o la industria misma está amenazada?
Las respuestas a estas preguntas generalmente nos llevan a identificar espacios de oportunidad para generar saltos de valor de la compañía o incluso la necesidad de cambiar radicalmente el modelo de negocios para sobrevivir en el nuevo entorno.
Resistencia al Cambio
La tendencia de mantenerse en una zona de confort es inherente al ser humano. El mundo corporativo está lleno de ejemplos de ello, empresas como Kodak conocían futuro que les esperaba si no realizaban los cambios sugeridos por sus asesores, pero no contaron con la bravura de un directorio dispuesto a implementar los cambios necesarios -que podían en su tiempo parecer radicales- para incorporar la nueva tecnología que aparecía en el horizonte.
Valentía vs Decisiones Informadas
Como directores de la era de la IA, a nuestras obligaciones fiduciarias debemos sumar algunas nuevas. Debemos destinar al menos uno de los asientos de nuestra mesa a aquellos que conocen, se mantienen a la vanguardia y vislumbran la dirección que tomará la tecnología. Aquellos que no solo entiendan o puedan diagnosticar, pero también puedan cumplir una labor ejecutiva en priorizar e impulsar la transformación.
Tenemos la obligación de salvaguardar nuestras empresas de convertirse en un nuevo Kodak o Blockbuster, pero más aun, de convertirlas en un nuevo Uber o Netflix.